Éste articulo puede que esté un poco desfasado, ya que
comienza pronto la primavera, pero dado que hace un frío que pela, que el saber
no ocupa lugar, y por si las "flies"… ahí va.
Aquí en Kosovo la pesca en invierno no cabe… Los embalses están muy altos sobre el nivel del mar y el frío es tanto que la actividad de
los peces es casi nula. Hace poco me mandó un SMS uno de mis habituales
compañeros de pesca en Kosovo, Ilir Sejdiju, que me decía que "ya sólo falta un mes" para ir a pescar carpas… y eso
que la semana pasada estuvo nevando tela por aquí…
El SMS me ha recordado el invierno de 2005-2006, en el
que tuve la feliz idea de «cebar» enterrando un par de kilos de
boilies bajo la nieve y sobre la gruesa capa de hielo formada en mi embalse mas
cercano… Los puse con mucho cuidado en una zona por donde entiendo que pasa el
antiguo cauce del río y que me dio alguna captura al final de temporada anterior (octubre). Unos días más tarde, al pasar con el coche por la carretera contigua
al embalse (entre Pristina y Gjilan…) vi claramente las huellas de (creo que)
los jabalíes que habían desenterrado y dado buena cuenta de todas las bolas…
O aquella vez en que se congeló el embalse de Pelagicevo
(Bosnia) con mis lineas dentro en la primera noche de pesca (Noviembre de
2011), tras preparar una sesión de una semana con meses de antelación . He
añadido el link al lago de Pelagicevo al trastero… y merece mucho la pena, no dejéis de visitarlo. De aquella sesión, mas corta de lo previsto, son las fotos
que adornan esta entrada.
Y cavilando estaba sobre el SMS, cuando me encuentro con
este articulo de Julian Grattidge en anglersnet.co.uk, que paso a traduciros
seguidamente del ingles original. Os va a parecer una barbaridad, y
probablemente no aplicable en España al menos… pero puestos a estar preparados,
mejor prepararse para cualquier cosa. Os pongo en situación : Vamos a
pescar… y notamos que el embalse se acerca al punto de congelación peligrosamente… y el amigo Gattridge nos cuenta que se puede hacer…
“En esta época
del año, podemos apostar a que el lago se va a congelar en algún momento, y
bien puede ser el caso que suceda mientras se está pescando. La pregunta es, si
se congela ante nosotros, ¿qué se debe hacer? ¿desmontar
las cañas y buscar en casa una noche de sueño reparador, o seguir adelante sin
tenerlo en cuenta y tratar de pescar debajo del hielo?
En la mayoría de
los casos, yo no estaría a favor de comenzar una sesión en un lago que ya está
congelado. No porque crea que en él los peces no se pueden capturar, sino más
que nada por la logística - por no hablar de los aspectos de seguridad - de
tener que romper el hielo para poder colocar las cañas. Simplemente sólo seríamos
capaces de alcanzar con nuestros cebos a un par de metros de la orilla y a menudo
los problemas que esto nos creará no valdrán la pena el esfuerzo.
Sin embargo, si
estamos pescando durante una sesión y el lago empieza a congelarse, si que creo
que es posible continuar con la pesca. Un buen ejemplo sería una sesión que tuve
el pasado viernes en Whiston Hall. La idea era pescar solamente por una noche, en
la que el pronóstico del tiempo había dado una temperatura de dos grados y un
viento de alrededor de 14 Km/h, con nubosidad abundante, lo cual debería haber bastado
para mantener el agua libre de hielo.
Sin embargo, el
lago se encuentra a más de 250 m. sobre el nivel del mar, por lo que a menudo se
encuentra a merced de las condiciones climáticas si sucede la más mínima
desviación sobre la previsión… Y cuando
llegué allí a las 9, !estaba claro que se trataba de un grave fallo en la
previsión! El cielo nocturno era el más raso que he visto allí nunca, y aún
peor fue la ausencia total de viento. Todo parecía oler a buena sesión de pesca
cuando la luna iluminó el lago, pero yo tenía muy claro que si las cosas
seguían así, el agua superficial probablemente se congelaría.
A las 11 de la
noche, el suelo ya era de un blanco sólido a mi alrededor y yo sabía que era
sólo cuestión de tiempo antes de que el lago se congelase, así que tenía dos
opciones: desmontar las cañas y poner rumbo a casa, o levantarme a intervalos
regulares durante la noche para «limpiar» y mantener libre de hielo la
zona de alrededor de mis cañas. Para ser honestos, ayudo mucho mi orgullo:
todavía estaba dolido por haber perdido un buen pez en las mismas aguas la
semana anterior, en medio de una nevada, así que ¡me disponía a afrontar el reto
de tener una picada bajo el hielo!
En primer lugar,
tenía que hacer un estudio de mi cebadero y los lugares donde tenía puestas mis
cañas. Cuando se congela el agua tenemos que mantener la zona de alrededor de
las cañas libre de hielo por si sucede un posible combate con el pez, que puede
ser extremadamente difícil. Básicamente, no se puede levantar la caña alta en
el aire para sacar a los peces de los obstáculos conocidos o posibles enganches
- la puntera tiene que estar bajo el agua todo el tiempo posible durante el
combate hasta que el pez esté en la zona que se ha mantenido libre de hielo,
momento en que se puede levantar la caña para guiarlo hacia la sacadera.
Por lo tanto,
necesitamos planear y repensar con mucho cuidado nuestra zona de pesca. Si
pensamos que va a congelarse, cuanto más lejos este cebo, más difícil va a ser
conseguir traer al pez todo el camino de regreso a nuestro lugar despejado y,
del mismo modo, si hay obstáculos y cosas por el estilo cerca, el pez podría
así sacarnos ventaja a las primeras de cambio. Tampoco sirve de nada si no hay
profundidad en el agua cercana a la orilla que mantenemos libre de la capa de
hielo; se necesita suficiente profundidad para poder traer al pez con eficacia
y la suficiente seguridad, y con esto me refiero a que como mínimo podamos
meter el tercio superior de la caña debajo de la superficie del agua sin tocar
el fondo, de modo que podamos mantener los peces bajo el máximo control posible
en todo momento y contrarrestar sus movimientos. Por supuesto, una vez bajo nuestros
pies, también se necesita suficiente profundidad para introducir bajo el pez nuestra sacadera.
En mi caso,
coloqué las dos cañas laterales hacia cada lado de la orilla y la central a
unos 20 metros de distancia, en aguas abiertas. Sin obstáculos, yo sabía que no habría problema para trabajar un pez bajo el hielo ya que tenía casi un metro
de agua justo debajo de mis pies. De modo que todo estaba bien.
Para prepararse
para la noche que se avecinaba, bajé mis punteras bajo la superficie del agua y después alargué el mango de mi sacadera a su máxima longitud (algo más de dos
metros). A continuación, la parte difícil: definir una alarma cada hora de modo
que me despertase para mantener el agua alrededor de mis punteras libre de
hielo. En el momento en que las lineas se congelan en el hielo, estás en
problemas: Corres el riesgo de tener que cortar la línea por lo que es,
literalmente, un asunto a tomar muy en serio lo de mantener el lugar despejado
de hielo toda la noche. Más cuando es la puntera de tus preciadas cañas la que
está dentro del agua.
A medianoche, una
capa de hielo ya se había formado, haciéndose más y más gruesa a cada hora que
pasaba. Si se rompe el hielo cuando se está formando, rápidamente se refundirán los trozos resultantes, de modo que lo mejor que se puede hacer con el hielo
roto es quitarlo del agua con la sacadera, lo que da lugar a que la superficie
del agua deba comenzar desde cero con el proceso de congelación de nuevo, y esto nos dará un tiempo precioso. Así las cosas, puse la alarma para que me
levantase cada hora y luego fui recogiendo con la red el hielo flotante recién formado, y también le daba golpes en torno a los bordes exteriores de mi
espacio libre de hielo para ayudar a mantener el tamaño del mismo.
Por la mañana, todo
el lago se había congelado ¡¡excepto el espacio alrededor de mis cañas!! Cuando
el sol apareció entre las montañas, la vista era absolutamente impresionante e, independientemente de la pesca, había valido la pena el esfuerzo. Me prepare un
té e hice unas cuantas fotos para capturar el momento. Para mí, es cuando
tienes que trabajar más duro cuando la pesca adquiere la máxima expresión de
todo su significado.
Apenas había
tomado un sorbo de mi infusión cuando el tensor de la caña de en medio se levantó y mi
alarma Delkim entró en crisis... ¡¡Picada!! Inmediatamente repasas mentalmente las «reglas
del juego»: Recuerda que no puedes levantar la caña, mantén el tercio superior
bajo el agua y recoge el hilo con fuerza para clavar el anzuelo. Una vez
clavada, hay que procurar hacer con la puntera bajo el agua lo que se haría con
la caña en el aire
En mi caso, el
pez estaba tirando duro hacia mi izquierda, de modo que tuve que aplicar tensión al lado contrario para mantenerla bajo control. Se trata de mantener la presión y solo ceder linea si no hay más remedio. Poco tiempo después, tenía el
pez en la zona libre de hielo y lo pude guiar perfectamente a la sacadera. ¡¡Funciono!!
Una preciosa
carpa común de invierno era la recompensa perfecta. Quizás no fuera muy grande,
pero el esfuerzo de haberla atrapado en estas condiciones, en las que cualquiera habría recogido y se habría vuelto a casa, es lo que daba un tremendo valor a la
captura.
Por lo tanto, ¿¿Se puede hacer
carpfishing bajo el hielo?? Sí,
sin duda es posible, basta con asegurarse el hacer una planificación eficaz,
tanto antes como durante el proceso de formación del hielo, para mantener tanto
al pescador como a los peces en todo momento seguros.
Julian Grattidge
Febrero de 2013
Pues ale, ya sabéis que poderse, se puede... Otra cosa es ponerle el cascabel al gato, pero ¿No son esas carpas que más trabajo cuesta conseguir las que más satisfacciones nos van a dar independientemente de su tamaño?
Si nos vemos en una orilla congelada… no dejéis de
traerme un consomé calentito.
A.
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